Todo comienza para los nazarenos sobre las 1:00 de la madrugada cuando suele estar citado todo el cuerpo de nazarenos que escalonadamente suele llegar.
Por la puerta de sacristía de Cáritas se adentran los nazarenos hasta llegar por un pasillo al interior del impresionante templo jerezano.
Tras la entrega de la papeleta de sitio, llega el momento de silencio ... de oración ... de solemnidad. Es el momento en el que sentado en la banca aguardas la hora de salida. Es el momento de mirar a Cristo Muerto en la Cruz o a María en su paso de palio y le pides que en esa mágica noche que aguardas con tanto esmero sea todo perfecto, como tantas noches habías soñado.
Cuando se acerca la hora de salida, entre el silencio absoluto dentro del Templo, es el instánte de colocarte el cortejo y de un segundo a otro ... llega el momento ... llega el momento de abrirse las puertas y ante el silencio absoluto, ya que no podía ser de otra forma, sale la imponente Cruz de Guía, que en tiempos pasados sirvió de Cruz para el Señor. Mientras en la plaza León XII los flashes, cual relámpagos se tratasen, recrean el momento, el Señor Crucificado y yacente en la Cruz se dirije firme hacia el dintel de la puerta principal. Antes de cruzarla para no volver a ella hasta las claritas del día, realiza la última parada, como anelando en las pocas horas que nos regala a Jerez con su presencia, la vuelta a ese altar en el que disfrutamos de Él todo el año.
Cuando definitivamente cruza ese marco incomparable, todo Jerez es un clamor ante Dios hecho madera y a su paso nos recuerdo que Él murió en la Cruz para la disfrutar a su lado el resto de la eternidad y nos hace elevarle una pequeña oración tras su paso ...
Por supuesto esto que os intentaba de narrar no podía ser otra salida que la del paso de misterio del Santo Crucifijo de la Salud, desde el Templo de San Miguel.
En especial dedicación a un humilde nazareno de esta cofradía ...
1 saludo.
Por la puerta de sacristía de Cáritas se adentran los nazarenos hasta llegar por un pasillo al interior del impresionante templo jerezano.
Tras la entrega de la papeleta de sitio, llega el momento de silencio ... de oración ... de solemnidad. Es el momento en el que sentado en la banca aguardas la hora de salida. Es el momento de mirar a Cristo Muerto en la Cruz o a María en su paso de palio y le pides que en esa mágica noche que aguardas con tanto esmero sea todo perfecto, como tantas noches habías soñado.
Cuando se acerca la hora de salida, entre el silencio absoluto dentro del Templo, es el instánte de colocarte el cortejo y de un segundo a otro ... llega el momento ... llega el momento de abrirse las puertas y ante el silencio absoluto, ya que no podía ser de otra forma, sale la imponente Cruz de Guía, que en tiempos pasados sirvió de Cruz para el Señor. Mientras en la plaza León XII los flashes, cual relámpagos se tratasen, recrean el momento, el Señor Crucificado y yacente en la Cruz se dirije firme hacia el dintel de la puerta principal. Antes de cruzarla para no volver a ella hasta las claritas del día, realiza la última parada, como anelando en las pocas horas que nos regala a Jerez con su presencia, la vuelta a ese altar en el que disfrutamos de Él todo el año.
Cuando definitivamente cruza ese marco incomparable, todo Jerez es un clamor ante Dios hecho madera y a su paso nos recuerdo que Él murió en la Cruz para la disfrutar a su lado el resto de la eternidad y nos hace elevarle una pequeña oración tras su paso ...
Por supuesto esto que os intentaba de narrar no podía ser otra salida que la del paso de misterio del Santo Crucifijo de la Salud, desde el Templo de San Miguel.
En especial dedicación a un humilde nazareno de esta cofradía ...
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